Por Constanza
Nuevamente
Tucumán es noticia a causa de la desnutrición infantil, los políticos y medios
se asombran de que nuevamente surjan casos de niños que no tiene posibilidades
de acceder a las condiciones mínimas de alimentación, como es el caso de
Alejandro de Tafí viejo, que tiene 10 años y
pesa 14Kg y donde sus padres también sufren el flagelo de la
desnutrición. De todas partes se asombran que nuevamente la provincia tenga
“desnutridos”, cuando en todos los CAPS de la provincia se registran casos de
niños en situación de desnutrición. Sin embargo, ésta no es solo una realidad provincial. En América latina el 45% de la población de
niños menores de 17 años vive en estado de pobreza crítica,
llegando incluso a un 65 % quienes
padecen algún grado de desnutrición; y siendo el sector más vulnerable los menores de 15 años; según UNICEF 7
de cada 10 chicos y adolescentes es pobre. En nuestro país más de la
mitad de la población de la argentina es
pobre, son más de 14 millones de personas los que no tienen dinero suficiente para
cubrir una canasta básica de alimentos. Aunque
no hay cifras oficiales, el CESNI, (que colabora con la Organización Mundial
de la Salud )
asegura que más de dos millones de niños no tienen cubiertas sus necesidades
básicas, manifestándose en que el cincuenta por ciento de los chicos hasta 2
años padecen anemia por falta de hierro, culpa de la mala alimentación.
En
el norte de nuestro país, la situación es mucho más alarmante ya que 8
de cada 10 chicos y adolescentes son pobres. Sin embargo no se puede
conocer con certeza aún cuál es la realidad del conjunto de la provincia, ya
que existe una tendencia a la manipulación de las estadísticas oficiales por
parte del gobierno de Alperovich. En los últimos tiempos se destapó la cantidad
de niños desnutridos que realmente existen en la provincia, pero esto no es el
primer índice que tergiversan, lo hicieron
antes con la mortalidad infantil, reduciéndola en casi un 50% por obra y gracia
de la gestión de Manzur, justificándola con mayor equipamiento y capacitación
en neonatología.
Como se evalúa la
desnutrición en la era K
La valoración del estado nutricional es
una actividad que se realiza en todos los centros de atención primaria de la
salud y su abordaje implica caracterizar y clasificar a los pacientes desde
diferentes aspectos: según el grado de desnutrición a partir de ciertos indicadores, según el grado de déficit en relación con la población
de referencia; según la forma clínica o manifestaciones clínicas y según la
evolución del paciente.
Luego de la crisis económica del 2001 la Sociedad Argentina
de Pediatría avaló tablas de percentilos para la evaluación del crecimiento de
la OMS haciendo universal su aplicación en todos los países de América latina y
el Caribe actualizándolas en el año 2003 y con vigencia hasta nuestros días, donde
se utilizan como parámetros estándar
para el control del crecimiento de los niños y que deben completarse e
interpretarse con el examen físico completo. La “normalidad” realizada en base a este “estándar”
deja por fuera niños con claras manifestaciones clínicas de desnutrición (como
la apatía, la irritabilidad, avitaminosis, etc.). Los trabajadores de la salud vemos las
manifestaciones de la desnutrición, sin embargo debemos concluir que según
estos “parámetros oficiales” los niños tienen un “progreso normal”. A lo que se suma el artilugio oficial del
subregistro, donde la mayoría de los desnutridos con manifestaciones clínicos o
sin manifestaciones aun visibles no son pesquisados o registrados.
El crecimiento y desarrollo
bajo el sistema capitalista
El crecimiento y desarrollo de un
individuo es un fenómeno que está vinculado a múltiples factores, entre ellos, por factores genéticos y ambientales,
siendo la nutrición un componente fundamental, y es partir de ello que lo niños
incrementan su peso y su talla, maduran y adquieren progresivamente su
capacidad funcional propia de cada edad. Todos los retrasos del crecimiento que
el niño tenga en los primeros años de vida pueden ser permanentes, limitando
las capacidades de los individuos para desarrollarse plenamente a lo largo de
toda su vida.
Se denomina desnutrición al trastorno
nutritivo que puede ser revertido pero que expone al niño a sufrir procesos
infecciosos y alteración del desarrollo neuropsíquico y de la conducta, como
consecuencia del consumo de reservas y componentes estructurales del organismo
debido a un aporte inadecuado de nutrientes. Esta problemática influye profundamente en el
crecimiento físico y mental del niño, por lo cual representa un importante
problema sanitario y contribuye a engrosar las estadísticas de la considerada muertes evitables. El flagelo de la
desnutrición afecta a los niños desde la gestación dentro de la panza de la
mamá, hasta la detención de su
desarrollo terminada la adolescencia; esto es evidente ya que la prevalencia de
malformaciones fetales (como el labio leporino) está altamente asociado a la
desnutrición materna; al tener consecuencias neuropsíquicas los niños tienen
problema de aprendizaje, mayor deserción escolar, frustración, trastornos en la
conducta, etc; por lo cual, los docentes son los
primeros en detectar estas consecuencias. Esta situación de desnutrición en
cuanto no se revierten las condiciones de vida se transfiere de padres a hijos
como el caso de los padres de Alejandro.
Así
los índices de desnutrición son en realidad un parámetro de la inequidad e
injusticia social, que dejan al descubierto, por un lado los problemas
estructurales de las condiciones materiales de millones de personas que no
tienen vivienda ni trabajo; y por el
otro, la contradicción del supuesto “desarrollo capitalista” que mientras
avanza la medicina y las técnicas simultáneamente se va empujando hacia la
marginalidad a los sectores populares y el pueblo pobre, que en condiciones de
indigencia van reproduciendo cíclicamente este problema durante las sucesivas
generaciones.
Solo un gobierno de los
trabajadores y el pueblo puede dar salida a este flagelo
Algunos estudios de diversos grupos,
incluso de la organización de alimentos y agricultura de la ONU han mostrado que hay suficiente
alimento para alimentar bien a toda la población; las tierras cultivables
alcanzan para alimentar 2 a
3 veces la actual población. Sin embargo muchas de estas tierras están en manos
de grandes terratenientes que solo les importan las ganancias, no hay carestía de recursos sino un mal uso de
ellos. En nuestra provincia solo 200 familias son propietarias del 80 % del
total de la tierra de la provincia, a la vez que el gobierno destina millones
de dólares para seguir subsidiando a los
grandes latifundistas. En la
Argentina , Cristina Fernández anunció el año pasado un
programa de estrategia alimentaria 2020, para avanzar en la sojización a fin de
hacer caja, y que no está destinada a modificar el modelo del agronegocio ni a
compensar las falencias estructurales de la alimentación sino a fomentar la
producción capitalista a beneficio de los empresarios del agro y el
monocultivo.
Por lo tanto ni el gobierno K (nacional
y provincial) y ningún gobierno de las variantes capitalistas (desde el pseudosocialista
sojero Binner hasta la derecha privatizadora de Macri) son la solución real a
este problema, sino ¿como es posible que en un país donde exportamos alimentos
para otros países tengamos tantos desnutridos por carencia alimentaria? Esto se
explica porque hasta la fecha ningún gobierno ha cuestionado el modelo
agroexportador de la oligarquía terrateniente ni la propiedad privada
imperialista de las industrias alimentarias. Las soluciones reales sólo pueden
provenir de los trabajadores, expropiando y nacionalizando las fábricas
imperialistas y las tierras de la gran oligarquía argentina; elaborando un plan
alimentario bajo la colectivización agraria y de los alimentos producidos en
las fábricas. Esto solo se conseguirá por la organización revolucionaria de los
trabajadores y el pueblo pobre para combatir de raíz este flagelo de la
inequidad e injusticia social.
Me parece muy interesante tu articulo y creo que realmente es una locura que en nuestro pais existan desnutridos, cuando supimos ser el "granero del mundo" y tenemos la capacidad de producir para nosotros Y para exportar. De todas maneras no comparto la expropiacion de propiedades, creo que el estado deberia ser quien regule a traves de gravamenes o proyectos SERIOS para distribuir las riquezas que producimos mediante canones a materia prima y no a la industrializacion, para fomentar el trabajo y redistribuir las ganancias para todos los argentinos. Gracias por la nota.
ResponderEliminar