Por Juan Ignacio Rovere
Más
tarde o más temprano iba a suceder. Aquello que quería esconderse bajo la
alfombra vuelve a emerger. En una provincia como Tucumán, dónde casi el 30% de
los trabajadores y trabajadoras tienen trabajo sólo por temporadas de 3, 4 o 5
meses (en el citrus, el azúcar, la frutilla o el arándano), dónde junto con
Santiago del Estero los trabajadores gozan del peor salario promedio de todo el
país; en una provincia así, aún con crecimiento económico, los problemas
sociales pueden intentar esconderse pero tarde o temprano emergerán a la
realidad política.
Así
surgieron los autoconvocados de la salud, ya que el salario y la precarización
eran insostenibles. Y también emergieron los sin tierra. Una de las tomas más
conocidas fueron las del año pasado en Villa 9 de Julio, cuyo desalojo una
semana posterior a la masacre de Ledesma, fue tapa de todos los diarios
nacionales. Hace 10 días que cientos de familias, principalmente jóvenes
precarizados, tomaron tierras linderas al Ingenio Concepción en busca ya no del
sueño de la casa propia, sino del fin del hacinamiento.
Frente
a un déficit habitacional de casi 100 mil viviendas, en casi 9 años de crecimiento
a tasas “históricas” el gobierno de Alperovich apenas pudo entregar un promedio
de menos de mil viviendas por año. Es decir, que de mantenerse la actual
población, más de noventa mil familias deberán esperar unos cien años para
lograr la casa propia. Una buena pregunta seria si realmente es posible
construir semejante cantidad de viviendas. Para ayudar en la respuesta es
interesante saber que en el mismo lapso de tiempo, sólo en la capital tucumana
se construyeron más de 500 edificios en altura, dedicados mayoritariamente a la
especulación inmobiliaria, que entre otras cosas al generar una burbuja
financiera, hace aún más inaccesible la vivienda al trabajador promedio.
Mientras más negocios hay en Tucumán, más exclusión se genera. Es una bomba de
tiempo.
Las internas, siempre las internas…
El
brutal desalojo en Villa 9 de Julio fue llevado a cabo en medio de una campaña
por desacreditar la toma, diciendo que era promovida por tal o cual puntero
político. Era cierto, como en cada hecho político de magnitud, las redes
políticas (y más las territoriales) siempre estás presentes. Eso puede explicar
una parte pero no la totalidad. El actual asentamiento puede buscarse un origen
en la interna entre las distintas alas del gobierno que chocan justamente en Alderetes.
Pero estas mismas internas, sin el factor empobrecimiento y hacinamiento, jamás
podrían generar la ocupación de decenas de hectáreas por varios centenares de
familias. Es cuando esto sucede que las internas se acaban. Así como cuando el
paro de más de quinientos mil trabajadores estatales de la Provincia de Buenos
Aires le puso fin a un round de la interna entre Cristina y Scioli, es la
emergencia de los más explotados lo que hace que se cierren filas
provisoriamente y se dejen las diferencias para más adelante.
Así, de
pronto, lo que durante diez días no apareció en ningún medio, de la noche a la
mañana sale en todos al mismo tiempo. “Inminente desalojo”, “usurpadores”.
Cerraron filas y nuevamente van a querer que paguen los platos rotos los
trabajadores. De ellos sólo podemos esperar la peor brutalidad, como la que
mostraron los latigazos del año pasado aquí, o los disparos en el Indoamericano
y en Jujuy.
En
medio de semejante crisis, se realizó en Tucumán una Intersindical,
representando en mayor o menor medida, la unidad opositora entre Micheli y
Moyano. La CTA y la CGT local, se reunieron junto a otros gremios provinciales
como Municipales de Aguilares (CCC), Sitas, Aefip, etc. Quizás una muestra de
que se trata de una unión por fuera de los intereses de los trabajadores se
observe que nada dijeron sobre el obrero muerto (y otros graves) en el Ingenio
Concepción.
El
gobierno prepara una feroz represión, seguramente con el objeto también de
borrar la sola idea de buscar un terreno. Toda política que no busque la
defensa que los sin tierra de Alderetes, poco podrá hablar en nombre de los
trabajadores. ¿Habrá medidas de fuerza por parte de la Intersindical si
reprimen a los sin tierra? Cada lugar conquistado en los sindicatos, el
movimiento estudiantil, los barrios, debe estar puesto en defender esto que ya
es mucho más que un terreno, es si se va a derrotar otro intento de disciplinar
a toda la clase trabajadora de la provincia.
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