viernes, 3 de agosto de 2012

HAY QUE FRENAR LA INMINENTE REPRESIÓN!


Por Juan Ignacio Rovere

Más tarde o más temprano iba a suceder. Aquello que quería esconderse bajo la alfombra vuelve a emerger. En una provincia como Tucumán, dónde casi el 30% de los trabajadores y trabajadoras tienen trabajo sólo por temporadas de 3, 4 o 5 meses (en el citrus, el azúcar, la frutilla o el arándano), dónde junto con Santiago del Estero los trabajadores gozan del peor salario promedio de todo el país; en una provincia así, aún con crecimiento económico, los problemas sociales pueden intentar esconderse pero tarde o temprano emergerán a la realidad política.
Así surgieron los autoconvocados de la salud, ya que el salario y la precarización eran insostenibles. Y también emergieron los sin tierra. Una de las tomas más conocidas fueron las del año pasado en Villa 9 de Julio, cuyo desalojo una semana posterior a la masacre de Ledesma, fue tapa de todos los diarios nacionales. Hace 10 días que cientos de familias, principalmente jóvenes precarizados, tomaron tierras linderas al Ingenio Concepción en busca ya no del sueño de la casa propia, sino del fin del hacinamiento.
Frente a un déficit habitacional de casi 100 mil viviendas, en casi 9 años de crecimiento a tasas “históricas” el gobierno de Alperovich apenas pudo entregar un promedio de menos de mil viviendas por año. Es decir, que de mantenerse la actual población, más de noventa mil familias deberán esperar unos cien años para lograr la casa propia. Una buena pregunta seria si realmente es posible construir semejante cantidad de viviendas. Para ayudar en la respuesta es interesante saber que en el mismo lapso de tiempo, sólo en la capital tucumana se construyeron más de 500 edificios en altura, dedicados mayoritariamente a la especulación inmobiliaria, que entre otras cosas al generar una burbuja financiera, hace aún más inaccesible la vivienda al trabajador promedio. Mientras más negocios hay en Tucumán, más exclusión se genera. Es una bomba de tiempo.

Las internas, siempre las internas…

El brutal desalojo en Villa 9 de Julio fue llevado a cabo en medio de una campaña por desacreditar la toma, diciendo que era promovida por tal o cual puntero político. Era cierto, como en cada hecho político de magnitud, las redes políticas (y más las territoriales) siempre estás presentes. Eso puede explicar una parte pero no la totalidad. El actual asentamiento puede buscarse un origen en la interna entre las distintas alas del gobierno que chocan justamente en Alderetes. Pero estas mismas internas, sin el factor empobrecimiento y hacinamiento, jamás podrían generar la ocupación de decenas de hectáreas por varios centenares de familias. Es cuando esto sucede que las internas se acaban. Así como cuando el paro de más de quinientos mil trabajadores estatales de la Provincia de Buenos Aires le puso fin a un round de la interna entre Cristina y Scioli, es la emergencia de los más explotados lo que hace que se cierren filas provisoriamente y se dejen las diferencias para más adelante.
Así, de pronto, lo que durante diez días no apareció en ningún medio, de la noche a la mañana sale en todos al mismo tiempo. “Inminente desalojo”, “usurpadores”. Cerraron filas y nuevamente van a querer que paguen los platos rotos los trabajadores. De ellos sólo podemos esperar la peor brutalidad, como la que mostraron los latigazos del año pasado aquí, o los disparos en el Indoamericano y en Jujuy.
En medio de semejante crisis, se realizó en Tucumán una Intersindical, representando en mayor o menor medida, la unidad opositora entre Micheli y Moyano. La CTA y la CGT local, se reunieron junto a otros gremios provinciales como Municipales de Aguilares (CCC), Sitas, Aefip, etc. Quizás una muestra de que se trata de una unión por fuera de los intereses de los trabajadores se observe que nada dijeron sobre el obrero muerto (y otros graves) en el Ingenio Concepción.
El gobierno prepara una feroz represión, seguramente con el objeto también de borrar la sola idea de buscar un terreno. Toda política que no busque la defensa que los sin tierra de Alderetes, poco podrá hablar en nombre de los trabajadores. ¿Habrá medidas de fuerza por parte de la Intersindical si reprimen a los sin tierra? Cada lugar conquistado en los sindicatos, el movimiento estudiantil, los barrios, debe estar puesto en defender esto que ya es mucho más que un terreno, es si se va a derrotar otro intento de disciplinar a toda la clase trabajadora de la provincia.

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