lunes, 22 de octubre de 2012

La estética del silencio. A propósito de una nota en La Gaceta



por Juan Rovere

El periodista del diario La Gaceta, Roberto Delgado, escribió en su columna de opinión una nota crítica acerca de los grafitis que realizó la Juventud del PTS durante la marcha por el segundo aniversario del asesinato del joven militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra. Según Delgado, las blancas paredes inauguradas hace 15 días abrían sido pintarrajeadas, arruinadas, en lugares ajenos (pero que nos representan a todos). ¿Nos representan a todos?
El concepto estético del periodista pareciera ser tan conservador como el de las propias autoridades de la Facultad de Derecho. En última instancia lo que defiende es una supuesta pureza que debería tener la fachada de la Facultad de Derecho. Todo un mensaje. Justamente una institución como la Universidad, que debiera expresarse hasta por los poros, se pretende acallarla, silenciarla, casi una blanquización de los cerebros. ¡Ninguna Idea! ¡Ningún color!
Sin embargo, no deja de sorprender el criterio estético de nuestro crítico. Para él un grafiti en las paredes es lo suficientemente antiestético como para escribir una nota de opinión. Sin embargo, la presencia del genocida Goane, vocal de la Corte Suprema provincial y docente de esa “pura” facultad no le genera ningún “dilema de conciencia”. El silencio de las páginas de La Gaceta frente a la marcha exigiendo justicia por Mariano Ferreira, los casos de gatillo fácil, las constantes amenazas y aprietes a los sin techo, pareciera ser muy estético, no le genera ningún escozor y debe ser mejor que quede “en blanco”.

“Esto volverá a ocurrir”
Lamentándose sobre la posibilidad de que nuevos grafitis irrumpan la ciudad, pareciera que el columnista realiza un llamado al “orden” y al respeto por el silencio de las paredes. Ignora Delgado (¿ignora?), que el método grafiti es cada vez más extendido en todo el mundo como expresión artística y cultural, pero también como forma de expresarse de los sectores populares y la juventud, que están indefectiblemente ausentes y vedados de los grandes medios de comunicación. Los Alperovich, Bussi, Goane, etc., siempre tendrán a mano un micrófono, un periodista, una cámara y dinero para extendidas campañas publicitarias. Los trabajadores, la izquierda, los que hacemos cortes contra los desalojos, los que denunciamos a los empresarios que hacen de la muerte y la explotación “su arte”, no tenemos forma de expresarnos. ¿Qué nos ofrecen los grandes medios de comunicación, además del “derecho al silencio”?
Por el contrario, de lo que se trata es de extender esta expresión artística, cultural y política para que no haya un rincón de la ciudad que quede en silencio. Queremos que las ideas y los colores irrumpan las facultades, que expresen la realidad, que dejen de ser cementerios de creatividad. 


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